Por: Gabriela Medina Calderón
La migración mexicana a Estados Unidos es una historia que se ha tejido a lo largo de los siglos, marcando una relación estrecha entre ambas naciones. Desde los días de la colonización hasta la actualidad, la migración ha sido un fenómeno complejo y multifacético que ha dejado huellas indelebles en la sociedad estadounidense.
La migración mexicana hacia Estados Unidos comenzó en 1848, tras el Tratado de Guadalupe Hidalgo que puso fin a la Guerra México-Estados Unidos. Como resultado de este tratado, México cedió una vasta extensión de territorio, incluyendo California, Texas y partes de Arizona y Nuevo México, al joven Estados Unidos. Esta cesión territorial llevó a la migración y asentamiento de mexicanos en estas regiones, lo que sembró las semillas de una conexión cultural y social que perduraría a lo largo del tiempo. Años después, durante la Revolución Mexicana, en 1910, hubo un aumento significativo de mexicanos que cruzaron la frontera hacia Estados Unidos en busca de seguridad y estabilidad. Además, durante las dos Guerras Mundiales, Estados Unidos necesitaba mano de obra para apoyar su economía en expansión. Esto llevó a la creación del Programa Bracero en 1942, que permitió que millones de trabajadores mexicanos se emplearan en la agricultura estadounidense.
En 1986, la administración Reagan intentó abordar el problema de la migración indocumentada mediante la promulgación de la Ley de Reforma y Control de Inmigración. Esta legislación otorgó amnistía a ciertos inmigrantes indocumentados que ya se encontraban en Estados Unidos y estableció sanciones para empleadores que contrataran trabajadores sin documentos. Sin embargo, esta ley no resolvió por completo el problema de la migración indocumentada, que continuó siendo un tema candente en la política estadounidense.
Hoy por hoy, la migración indocumentada ha sido objeto de acalorados debates políticos y ha llevado a un fortalecimiento de las políticas fronterizas. Operaciones como “Guardián” y “Bloqueo” en 1994, y medidas adicionales de seguridad después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, han intensificado las medidas para restringir la entrada ilegal a Estados Unidos. Estas políticas han tenido un impacto en las vidas de aquellos que buscan una vida mejor en suelo estadounidense y han dado lugar a divisiones y tensiones tanto dentro como fuera de las fronteras.
A lo largo de los años, esta migración ha enriquecido la cultura estadounidense, ha impulsado la economía y ha forjado conexiones sociales y familiares indestructibles. Sin embargo, también ha generado desafíos y debates políticos, lo que nos recuerda que abordar la migración de manera integral y compasiva es fundamental para una sociedad más inclusiva y justa.
Bibliografía:
- https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5425990.pdf
- https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-35502012000100009