Escrito por Paola Hernández Ruiz Olloqui y Marian Sandoval Romero // Lunes 20 de noviembre del 2023
No se puede hacer nada sobre el tema si no existe una lucha que sea digna contra la trata de personas y esta solo será efectiva si comprendemos sus vínculos con las corrientes migratorias mixtas y el entorno internacional político y social siempre cambiante en los que tienen lugar.
Los migrantes, especialmente aquellos que viajan sin documentación legal, son particularmente vulnerables al tráfico y la trata de personas. Además, surgen con demasiada frecuencia especuladores que tratan de explotar la miseria y la vulnerabilidad de los demás. Los traficantes buscan como víctimas a personas que sufren una falta acuciante de seguridad y oportunidades, y emplean las amenazas y el engaño para controlarlas y conseguir sus propios fines. Su situación los hace susceptibles a ser explotados por traficantes que prometen ayuda para cruzar fronteras o encontrar trabajo.
A nivel global, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se prevé que de las más de 3.600 mujeres nigerianas que llegaron en barco a Italia en el primer semestre de 2016 (el doble de la cifra registrada en 2015), más del 80 por ciento será objeto de trata para ser prostituidas en Italia y en toda Europa. Esto se vuelve una cifra preocupante ya que en la búsqueda de una mejor vida se terminan enfrentando a nuevas batallas.
Mientras que a nivel nacional, el crimen organizado controla las 11 rutas de tráfico de personas que atraviesan México. Utiliza vías terrestres, marítimas y ferroviarias y se aprovecha del acompañamiento –legítimo en unos casos y con fines políticos en otros– de organizaciones no gubernamentales. En total vulnerabilidad, miles de 20 nacionalidades y tres continentes cruzan México, revela un informe confidencial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
El documento advierte que el fenómeno migratorio se ha convertido en México en un asunto de seguridad interior, toda vez que el crimen organizado se metió de lleno en el tráfico de personas. Existe cierta complejidad dentro del tema porque por más que se busque justicia cuando las personas son detectadas en situaciones de emergencia o de seguridad para su vida, como los migrantes, temen denunciar por posibles represalias contra ellas por su condición migratoria o que se comentan otros delitos conexos en su contra. Esto limita el alcance de justicia que puedan llegar a tener los migrantes en un estado de inestabilidad e inseguridad si buscan soluciones alternativas.
La lucha contra la trata de personas y sus vínculos con las corrientes migratorias mixtas demanda una acción inmediata y concertada. La comunidad internacional debe reconocer la gravedad del problema y comprometerse a abordarlo de manera colaborativa. Además, es fundamental cambiar la percepción de los migrantes como amenazas para la seguridad, brindándoles la protección necesaria y asegurando que puedan acceder a la justicia sin temor a represalias.
En última instancia, la trata de personas y la migración irregular son desafíos intrínsecamente conectados que requieren una atención global y local simultánea. La creación de políticas efectivas, el fortalecimiento de instituciones y la promoción de la cooperación internacional son fundamentales para abordar esta problemática compleja y proteger los derechos y la dignidad de aquellos que buscan una vida mejor a través de la migración.
Fuentes:
Camacho, Z. (2023). Tráfico de personas: 11 rutas terrestres, marítimas y ferroviarias. Contralinea. https://contralinea.com.mx/interno/semana/trafico-de-personas-11-rutas-terrestres-maritimas-y-ferroviarias/
Jarbussynova, M. (2016). La migración y la trata de personas: Un vínculo inextricable. OSCE. https://www.osce.org/es/magazine/315191